Buenos días amigos y amigas.
El post de hoy lo escribo a petición Estefania, que en el post "paciencia", me pedía que, en un futuro, comentara mis experiencia y sensaciones en Japón.
Paciencia:
https://laurilia-bedelicious.blogspot.com.es/2018/04/hola-todos-y-todas.html
Pues bien, he aquí la primera parte del maravilloso viaje que hice a Japón. He decidido partir el post en tantas partes como ciudades visité, ya que cada ciudad me transmitió sensaciones y sentimientos diferentes.
Así pues, mi primera parada en Japón fue la isla de "Okinawa". Esta isla se sitúa a unas 2.5 horas en vuelo desde Tokyo. Su clima es subtropical, y cuenta con playas preciosas y bosque frondoso, más bien selvático.
Okinawa es también conocida por los acontecimientos que allí ocurrieron en la II Guerra Mundial, los cuales no voy a contar. Se trata de transmitiros mis sentimientos, no la historia. XD
Si alguien quiere saber algo mas, os dejo un link de wikipedia para empezar:
https://es.wikipedia.org/wiki/Isla_de_Okinawa
Una vez situados, sólo me queda intentar explicaros lo que sentí una vez que estuve allí, cosa que me va a resultar difícil porque hay sensaciones que simplemente no se pueden explicar. Pero, allá voy.
Una vez en el aeropuerto de Naha, una sensación de paz y tranquilidad me invadió. Me deje envolver por la magia que la isla me estaba transmitiendo nada mas llegar.
Todo el aeropuerto, sus pasillos, baños, salas, estaban repletos de orquídeas gigantes perfectas, ordenadas por colores. Ya sabía que iba a una isla con mucha vegetación y naturaleza, pero estaba dentro de un aeropuerto y eso me pareció precioso. Un gran recibimiento. Todo el cansancio del largo viaje y los nervios, se habían esfumado.
Cogimos un coche de alquiler y empezamos la aventura. Desde el coche, mirará hacia donde mirará, todo me parecía bellísimo. Los árboles, las flores, las playas, los acantilados.
Había una cosa que tenia muchas ganas de ver, el atardecer, y justo al lado de nuestro apartamento teníamos un lugar ideal. Fuimos a la hora justa y solo tuvimos que disfrutar de las maravillosas vistas y el precioso sunset que nos mostraba la isla. Según el sol iba bajando, nos tocaba con su brillo, el cual se iba desvaneciendo humildemente, dejando paso a la noche, la luna y sus secuaces estrellas.
Para los días que ibamos a estar en Okinawa, habíamos cogido un poco de información sobre qué ver y hacer, pero como en todas los situaciones de este tipo que he vivido hasta el momento, las mejores experiencias allí fueron las que no habíamos planeado ni buscado, sino las que fueron en nuestra búsqueda.
Recuerdo con mucho entusiasmo un día en el que cogimos el coche hacia cabo Manzamo, allí había una formación rocosa que me recordaba un poco a la magnifica "blue window" que había en malta, la cual fue destruida por un temporal hace un año o dos, una pena.
Cuando llegamos a Manzamo, vimos que era la típica "turistada", que tenia un pasillo por el que te hacían ir en orden, al menos no había que pagar. Una vez tuvimos de frente la formación rocosa, me sentí un poco decepcionada, ya que, bueno, ya había visto otras parecidas y esta no era nada del otro mundo para mi. Así que, una vez de vuelta en el coche, vimos un camino por el cual no iba nadie y nos metimos por él hasta que una valla de una zona militar nos hizo parar. Nos bajamos del coche y vimos que había unos senderos con mucha vegetación. Como podéis imaginaros a estas alturas... nos metimos por ellos.
A día de hoy me alegro mucho de haber tomado esa decisión, lo que vimos después era mágico. Una cueva enorme donde había signos de que allí se habían hecho rituales. Los alrededores estaban llenos de piedras colocadas verticalmente (este tipo de formaciones creadas por humanos puede verse en múltiples lugares y según las culturas tiene un significado u otro). Entramos a la cueva y salimos por otra entrada en al parte baja, la cual nos llevó al mar, la marea estaba baja, y en las formaciones rocosas en las que se había quedado agua, había estrellas de mar, gusanos de mar, caracolas, corales, peces de colores, un paraíso natural al cual se nos había brindado la oportunidad de explorar.
Y allí estábamos como dos niños asombrados, recorriendo cada centímetro y disfrutando de la situación. Cogiendo caracolas preciosas y corales arrancados por el mar, hasta que nos dio por mirar y ... estaba subiendo la marea muy rápido, nos toco correr un poco para no quedarnos ahi abajo. jejeje.
Hubo otras experiencias con la naturaleza, como un día entre manglares y cangrejos
las "piedras corazón",
una enorme cueva con estalactitas y estalagmitas gigantes,
Un super acuario, con algún que otro pez raro y un gran tiburón ballena (tengo que decir, que esto del acuario me dio bastante pena por los animales que allí había dando vueltas sin parar, es algo que tampoco comparto, pero ya que estaba allí y había pagado... Al menos disfrute de ver cosas que en mar abierto no hubiera visto nunca)
Otras de las experiencias que tengo que resaltar son las experiencias gastronómicas, ya que a través de la comida también vivimos y sentimos.
Un día estábamos buscando un restaurante de sushi y ojeando una app conocida, encontré uno que tenia una foto de la entrada la cual me pareció muy mona. Pero la sorpresa no estaba en la entrada, estaba dentro! Se trataba de un lugar de sushi de esos con cintas transportadoras, donde la comida va en platos tapados dando vueltas, y tu puedes coger lo que quieras, si no pasa el plato que quieres, lo puedes encargar a través de una pantalla que tiene cada mesa, y el plato llega directamente a ti, por otra cinta! Así son los
japos. jejeje.
La comida estaba buenísima, había sushi de todos los tipos, y cuando digo de todos los tipos, para que me entendáis, había 7 clases de atún diferentes. Según la cantidad que comes, pagas, es decir, te cobran por la cantidad de platos que has cogido, los cuales vas echando por un agujero que hay en un lateral de la mesa y te los van contando en la pantalla. La verdad que fue una experiencia muy divertida y diferente. En la mesa de al lado había unos chicos jóvenes con el uniforme del colegio y tenían unas buenas piletas de platos. jejeje. Estaban jugando a ver quien la hacia mas alta.
Otro día, íbamos en búsqueda y captura de una buena cerveza y según pasamos por una carretera, vimos un bar algo pintoresco desde fuera, así que paramos a ver que había. Cuando entré al bar, me quedé anonadada. Su decoración era muy peculiar, tenia tarros con serpientes (licores), las lamparas eran peces globo hinchados! Había todo tipo de decoración hecha a mano con conchas, piedras. Mascaras, farolillos, plantas, flores. La verdad que parecía que estaban puestas de cualquier manera, pero en su conjunto quedaba asombroso. Lastima que no hice fotos del interior.
En Japón las tabernas tradicionales se llaman "izakaya", y en Okinawa estuvimos en una. En ellas se come al estilo tradicional. En este caso, al encontrarnos en una isla, lo que mas había era pescado. Estaba cocinado con una especia de rebozado, pero muy fino, y el sabor era riquísimo. No teníamos ni idea de que era cada cosa que había en la carta, pero con google traductor y un poco de mímica, nos entendimos mas o menos. Normalmente, los bares y restaurantes tienen foto de la comida que tienen, pero ojo! no de toda la que tienen, sino de la que mas venden a los turistas, así que si quieres conocer lo realmente típico, hay que tirarse a la piscina y elegir a lo loco al menos un plato. Sorpresa...!
También fuimos a un restaurante de esos que tienen una parrilla instalada en la mesa, a comer un poco de carne. Era buffet libre, pero en Japón los buffets tienen una regla, y es que si no te comes todo lo que pides, te cobran unos 8 euros más a cada persona. Cosa que me parece adecuada, porque no estoy muy de acuerdo con eso de tirar comida. Como experiencia no estuvo mal, mi marido disfruto mucho mas que yo, os lo puedo asegurar. Eso si, tengo que decir, que en Japón no tienen ni idea de lo que es carne, y menos una vaca.
Para ir terminando, como anécdota graciosa, un día al llegar al apartamento, mi marido entró al salón/comedor y me dijo "cariño, ha venido spiderman a cenar"... y así era, teníamos una visita arácnida, la cual no sabíamos como sacar de ahí, así que cerramos las puertas del salón y ...supongo que, quizás, aun sigue por allí. jajaja.
Espero que os haya gustado el post y que a través de mis palabras y fotos, hayáis podido hacer un mini viaje mental.
Os recuerdo que en Okinawa es donde está el pueblo de "Ogimi" de donde se sacó mucha información para escribir le libro de "ikigai", os dejo los links donde hablo un poco de ello.
https://laurilia-bedelicious.blogspot.com.es/2018/03/el-viaje-2-que-es-ikigai.html
https://laurilia-bedelicious.blogspot.com.es/2018/03/el-viaje-3-ikigai-ii-adios-okinawa.html